miércoles, 15 de junio de 2016

SENSACIONES DEL GRABADO




Cuando realizas un dibujo o una pintura, desde el primer momento y a lo largo de su ejecución vas contemplando el desarrollo de la misma. Los trazos o las pinceladas pueden verse y  en consecuencia tomas conciencia, favorable o desfavorable,  de cómo progresa tu obra.

Al ejecutar un grabado, debes efectuar previamente una serie de trabajos “artesanos” como son la preparación de la plancha o la aplicación del  barniz, que influirán de manera importante en el resultado final de la obra. Por otra parte la dificultad de plasmar sobre la plancha el dibujo invertido, cuyos matices son difíciles de apreciar, generan en el grabador una incertidumbre sobre el resultado de la obra. Si a ello añadimos el resto de trabajos posteriores; mordida del ácido, limpieza de la plancha, entintado de la misma y  presión del tórculo, hacen crecer la incertidumbre del grabador sobre el resultado de la obra.

Por fin y después de muchas horas de trabajo, retiras el tórculo del papel sobre el que se ha impreso en trabajo y puedes ver únicamente el reverso del mismo y aumenta la excitación






 Solamente en ese momento, en el que das la vuelta al papel, es cuando contemplas los resultados  “satisfacción o decepción”.

 

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